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miércoles, 23 de abril de 2008

Ateismo o Agnosticismo, ¿Cual es más correcto?

Hay dos formas de llegar a dejar de creer en dios(es). Una de ellas, afortunadamente no muy común, es la desilusión personal. Esta desilusión puede deberse a factores diversos, pero entre los más comunes están la muerte prematura de un familiar, el abuso sufrido por otras personas, y en general, todo tipo de experiencias que puedan resultar dolorosas tanto física como emocionalmente. Muchas personas que experimentan algunas o varias de las cosas anteriormente mencionadas, llegan a un estado de resentimiento y desilusión hacia Dios, por “haber permitido que sucedan cosas malas”; es ahí cuando estas personas dicen ser ateas, es decir, que no creen en Dios. A primera impresión, y sin mayor análisis, se puede pensar que dicha persona realmente se considera atea, pero lo más probable es que no haya dejado de creer en Dios, sino que está profundamente enojada con Dios, hasta el punto que lo niegan tajantemente.
Esto me hace recordar un capítulo de la serie de televisión Dr. House, en la cual una monja le dice a House:

Uno no puede no creer en Dios y estar molesto con él al mismo tiempo”.

Y tiene mucha razón. En el caso de las personas que sufren una profunda desilusión, no es que no crean en Dios, sino que lo niegan por resentimiento y odio.
La segunda vía (y, en realidad, la única correcta) es el pensamiento racionalista y escéptico. Se requiere de algo de tiempo para despojarse de los velos religiosos que cubren nuestros ojos, para poder ver que las ideas religiosas y todo lo que ellas implican, como la existencia de Dios, la existencia del alma, etc., son sólo una ilusión; una “delusión” o un “espejismo” como las llamaría el biólogo evolucionista Richard Dawkins.
Un escrutinio escéptico y racional de la naturaleza en general, nos lleva a eliminar muchas de las hipótesis (como la hipótesis de Dios) que nos han acompañado durante todas nuestras vidas desde que tenemos uso de razón. Es así que analizando por nuestra cuenta con mucho sentido común, y a la vez leyendo y culturizándonos cada vez más, llegamos a la conclusión de que Dios no existe. Él fue creado por los hombres, y no los hombres por Él, como muchas personas argumentan. Muchas evidencias de tipo biológico, paleontológico, físico, astronómico, filosófico, arqueológico, entre otras, nos gritan a voz en cuello algo totalmente diferente a lo que las religiones nos han enseñado siempre: que el proceso evolutivo es el responsable de la totalidad de la diversidad biológica actual y pasada; que el concepto “Dios” representa los vacíos de nuestro conocimiento y nuestros deseos más profundos; y que algo que se considere sobrenatural y por lo tanto, absolutamente inexplicable, es sólo algo natural a lo cual no se le ha encontrado alguna explicación aún. Además, a esto último habría que añadirle que desde el momento que podemos percibir algo “sobrenatural”, entonces podríamos también estudiarlo de alguna manera, ya que se encontraría al alcance de nuestros sentidos, y con mucha mayor razón, de los aparatos tecnológicos.
Ahora, cabe reformular la afirmación con la que inició este artículo: hay dos formas de llegar a dejar de creer en dios (es), de las cuales una de ellas es incredulidad superficial debida a sentimientos, y la otra es incredulidad honesta debida a razones de peso.
Pero, dentro del segundo grupo, hay quienes dicen ser agnósticos y otros quienes dicen ser ateos. ¿Cuál es la diferencia entre ambos grupos?
Un agnóstico es aquel quien dice no creer en dioses de ningún tipo, pero que no puede asegurar ni su existencia ni su inexistencia. En verdad, no se puede probar la “no existencia” de algo, así que filosóficamente, alguien que no cree en dioses ni demonios es un agnóstico, como lo eran correctamente Bertrand Russell o Albert Einstein.
Pero, entonces, ¿qué hay de los ateos?
Un ateo es aquel que niega por completo la existencia de dioses de cualquier tipo; es decir, no cree en ningún dios. Entonces, ¿cómo un ateo puede autodenominarse ateo si filosóficamente no se puede probar la inexistencia de ningún dios? Como dice Richard Dawkins, si bien es cierto que no puede probarse la inexistencia de algo, lo que sí puede hacerse es determinar las probabilidades de existencia y de inexistencia de, en este caso, cualquier dios o ente sobrenatural. Así, dadas las abrumadoras evidencias a favor de la hipótesis de que Dios no existe, versus las nulas evidencias de que Dios existe, se puede decir que la existencia de un dios o dioses es altamente improbable; tan improbable, que para casos prácticos es más adecuado autodenominarse ateo en lugar de agnóstico, aunque el término agnóstico se refiere al "conocimiento de", mientras que el término ateo se refiere a la "no creencia en".
Por esto, yo me considero filosóficamente agnóstico y prácticamente ateo.

7 comentarios:

José dijo...

El tema con los agnóstico es que argumentan que no pueden definir la existencia o no de dios en base a que se requiere de una percepción extra terrenal, fuera de lo común...pero, ya el hecho que uno considera que requiere de características "especiale" para afirmar la existencia de dios es que se le está dando un punto a su favor, estas aceptando que dios está más allá de su conocimiento.

Para mí, y con eso me permito debatir amistosamente, los agnósticos son unos creyentes no tán convencidos.

Sds

Gato Randiano

Unknown dijo...

No se puede afirmar que los ateos reales no existen. Los agnósticos al igual que los creyentes religiosos afirman la inexistencia atea, con fundamentos diferentes pero similares (los creyentes dicen que dios es total, por ende para dejar de creer en él es necesario no creer en nada. Los agnósticos se fundamentan en la imposibilidad filosófic de demostrar la no existencia de dios. Ambos están axiomatizados con imposibles). Para mí, ateo es todo aquel que ha dejado de creer en la metafísica y todos sus derivados (religión, y otros).

Daniel Barona Narváez dijo...

Claro Jean Pierre, lo que yo expuse en este artículo es que en el sentido estricto conceptual, me defino como agnóstico, pero en el sentido práctico soy un ateo. Es más, cuando me preguntan o digo mi forma de pensar, me defino automáticamente como ateo. El hecho de que existan conceptos y definiciones rígidas, queda en eso: conceptos. En la práctica y en la experiencia tanto personal como intelectual y natural, no tengo ningún problema en llamarme ateo, ya que para mi las cosas están claras. Claro, siempre manteniendo el escepticismo ante todo y tratando de no caer en el dogmatismo y el absolutismo. Esto último es muy importante para cualquier persona que defiende algún argumento o idea.
Un saludo.

julio jarmas dijo...

"Claro Jean Pierre, lo que yo expuse en este artículo es que en el sentido estricto conceptual, me defino como agnóstico, pero en el sentido práctico soy un ateo. Es más, cuando me preguntan o digo mi forma de pensar, me defino automáticamente como ateo."

Esta puede servile para posar a cualquier candidata a un concurso de belleza local. Vamos a los asuntos. ¿Tiene sentido, dentro de la lógica concebida por el intelecto humano, la existencia de inteligencias superiores a la humana, capaces de concebir, manejar, disponer, crear, reglas para el ordenamiento universal? ¿Alcanzarían los niveles de desarrollo intelectual de los seres humanos como lo conocemos hoy, a descubrir o llegar hasta los motivos que impulsaron el origen, escencia y fin del universo, con su creador si fuera el caso o sin el mismo si no lo fuera?........Vamos a trabajar, dejemos las cursilerías para las niñas......vamos a sudar el cráneo....después elijamos ser gnósticos, creyentes, no creyentes o bohemios, como se elige una simpatía por el Real Madrid, por Rubén Darío, por Saibaba, por Mahoma, por los Yankis, por Shakira, por Beyonce, por Obama, Maradona o Por Chávez........

José Manuel dijo...

Precisamente la imposibilidad de probar la no-existencia de algo es lo que obliga a suponer en un principio que nada existe, hasta que se demuestre lo contrario. Por lo tanto yo seré ateo hasta que alguien me demuestre (contundenetemente) que Dios existe.

Germán_SXXI dijo...

Más allá de las etiquetas... el afirmar la inexistencia de algo implica "creer" que no existe dios.

Personalmente no puedo dejar de admirar la belleza del universo, esa exactitud que me deja desorientado, en un mar de dudas...
Es un conocimiento que escapa, por lo menos en mi humilde caso, de mis posibilidades.
El afirmar la inexistencia de dios (entendido en un sentido mucho más amplio del tradicional, al de la deidad personal me refiero) es una verdad absoluta, tal como afirmar que dios existe, por eso YO, con mis limitados recursos voy a tratar de buscar los conocimientos necesarios para poder comprender un poquito más las cosas.

Por ello, seguiré usando el escepticismo como estandarte y dudando de todas las verdades absolutas...

Saludos a todos!

julio jarmas dijo...

"Manuel dijo...
Precisamente la imposibilidad de probar la no-existencia de algo es lo que obliga a suponer en un principio que nada existe, hasta que se demuestre lo contrario."

Bueno, estas inferencias no me resultan muy cómodas para entenderlas, de modo que sería bueno que nos ayude a simplificar su contenido, de no ser que se haya escapado alguna negación por una afirmación o viceversa.

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